No todos los días me llega un pedido de trabajo de la realeza.
Tuve el honor de que dos princesas suizas me contrataran para realizarles un retrato doble.
Trasladar mi estudio a un bosquecito, no fue la más extravagante de sus exigencias, sino que además hubo que construir una elegante escalera entre los árboles. Y una vez hecha la escalera, quisieron que llevara alguna parte. Así que pidieron un castillo allí mismo. Cosas de princesas...
Debo reconocer que me hacía falta un poco de aire puro y naturaleza.
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